Aunque su forma y su perfume no carecen de atractivo, es sobre todo por su variedad de colores por lo que nos gustan tanto las flores.
¿A qué deben su color las flores?
Las flores deben sus colores a pigmentos, es decir sustancias naturales coloridas. El pigmento de las hojas es la clorofila, muy conocida. Aparte de la clorofila, las plantas tienen 2 tipos de pigmentos que se pueden clasificar en dos categorías: los amarillos y los lilas.
El pigmento amarillo: Este tipo de pigmentos, las xantofilas ofrecen una paleta de colores que va desde el amarillo pálido hasta el rojo casi marrón. Conra más elevada es la concentración de estos pigmentos, más oscuro es el color de la flor.
El pigmento lila: Este tipo de pigmentos, las antocianinas, ofrecen una gama de colores que cubre todos los tonos de azul de malva y de lila. La presencia de antocianinas es típica de las de las petunias. Una fuerte concentración de estos pigmentos da una flor de color lila.
Flores que varían de color
Decíamos que cuanta más cantidad de pigmento haya en una flor, más oscura será. En algunos casos, los pigmentos se acumulan a lo largo de la vida de la flor. En el rosal de China “Mutabilis”, por ejemplo, la flor nace amarilla, se vuelve casi blanca marchita en color púrpura. Pero el colorido de una flor varía también en función de la acidez. El caso de las hortensias es muy conocida su influencia. La acidez del suelo influye directamente sobre el color de las flores. La planta también puede regular por si misma la acidez de sus tejidos.
Mezclas de pigmentos
La mezcla de dos tipos de pigmentos dentro de una misma flor es un fenómeno raro. En general, una planta tiene o bien xantofilas o bien antocianinas. Por eso las flores de color marrón son tan poco frecuentes. De hecho, los insectos polinizadores no las detectarían. No distinguen los colores como nosotros.