La flor de nochebuena

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Flor de Noche buena

Mexico usa la planta de nochebuena desde tiempos ancestrales, pues se le utilizaba con fines religiosos, medicinales y utilitarios desde siglos antes de la llegada de los españoles, sin embargo,  con la evangelización cristiana, fueron los franciscanos quienes empezaron a asociar la planta conocida hoy como nochebuena a las fiestas del pesebre o natividad, después la población mexicana siguió adornando los nacimientos y las iglesias con la flor.

La flor tiene muchos nombres; flor de Nochebuena, la flor de Pascua, la flor de fuego, la estrella de Navidad y la corona de los Andes. Los indígenas mexicanos la llamaban cuetlazochitl, que significa "la flor de pétalos resistentes como el cuero". Para los aztecas, la flor roja era símbolo de la sangre de los sacrificios que ofrendaban al sol. En los EEUU, la flor es conocida como la poinsettia en honor de Joel Poinsett, botánico y el primer embajador estadounidense a México.

En México se cultivan mas de 100 variedades diferentes de nochebuenas. Entre todas las plantas ornamentales la nochebuena resalta y brilla de entre muchas otras plantas y flores y no por la relevancia económica que representa en la actualidad, sino por su llamativo y resaltante color que atrae a todo mundo y mas aun asociada al espíritu festivo navideño de los países occidentales..

Leyenda sobre la flor.

Flor de NochebuenaAunque sus padres y hermanos caminaban alegres hacia la iglesia para asistir a la misa de Nochebuena, la pequeña Lupita se quedaba un poco atras. Estaba triste y le estaba costando trabajo no dejar que cayeran las lágrimas que se juntaban en sus ojitos. A Lupita le encantaba toda la época navideña y había tenido la ilusión le traerle un regalo al Niño Jesús - pero este año había sido muy duro para su familia no se había podido juntar ni siquiera unos cuantos centavos para comprarle al Niño un juguetito o unos dulces. ¿Cómo sabría el Señor cuánto lo amaba y la alegría que le causaba su llegada al mundo?

Conforme el resto de la familia se adelantaba a la misa, bromeando y cantando, Lupita se ponía más y más triste. "Qué diera," pensó, "porque hubieran por aquí aunque fueran unas cuantas flores silvestres para llevarle." Pero no las había. Poco crecía en esta época de frío y lo único que se divisaba con la brillante luz de luna llena eran unas hierbas feas a un lado del camino. Eran cañas delgadas con hojas verdes muy toscas y marchitas.

"Pues, bueno," se dijo a si misma, "por humildes que sean, estas tendrán que servir." Se secó los ojos y, armada de determinación, logró con dificultad cortar una cantidad de los tallos de hierba. Se puso de nuevo en camino, esta vez de prisa para alcanazar a su familia.

Al llegar a la puerta de la iglesia, sus hermanos y padres ya estaban entrando. Entró Lupita al último, cargando su ramo de hierbas y caminando con reverencia por el pasillo hacia el nacimiento a un lado del altar. Escuchó de respente susurros y sonidos de asombro entre las personas sentadas en los bancos. Algo estaba pasando -- pero a Lupita no le interesaba mucho por su misión de entregarle su pobre obsequio al Divino Niño.

Al llegar a la figura del bebé en el pesebre y colocar sus "hierbas feas" ante su Señor, Lupita se dió cuenta del por qué de la conmoción. Ya no estaban feas y marchitas las plantas de su ramo -- ¡las hojas toscas se habían convertido en gloriosos pétalos rojos!

Historia

joel-poinsettLos Aztecas le llamaban a la flor de nochebuena, cuetlaxochit y por su color rojo brillante representaba pureza para ellos y durante los siglos 14-16 el latex se uso para controlar fiebres y las brácteas rojas para hacer tintes. Fue una planta muy apreciada por Netzahualcoyotl y Moctezuma, a este último rey azteca le llevaban nochebuenas a lo que es hoy la ciudad de México ya que la nochebuena era difícil que creciera en lugares de elevadas alturas.

Durante el siglo 17 un grupo de religiosos Franciscanos se establecieron cerca de Taxco y empezaron a utilizar la cuetlaxochitl en la fiesta de procesión de Santa Pesebre. Juan Balme, un Botánico del mismo periodo menciono la nochebuena en sus escritos. Balme tambien vio que las nochebuenas prosperaban en las laderas y valles cerca de Cuernavaca.

México nunca ha tenido una relación fácil con Estados Unidos, eso lo sabemos todos los que nos interesamos por la historia. Lo que a veces perdemos de vista es cuando comenzó esa convivencia tan complicada.
Si tuviéramos que proponer una fecha para el inicio de este problema, diría que fue a finales de 1822. En ese año llegó a México un diplomático estadunidense con la misión de sondear al breve gobierno imperial y proponerle que vendiera los estados norteños de nuestro país.

Joel Poinsett fue uno de los diplomáticos más importantes de Estados Unidos. Nacido en Carolina del Sur en 1779, se educó en Europa, hablaba perfectamente español, francés, alemán e italiano; era un reconocido botánico y le gustaban las intrigas.

Luego de pasar un tiempo como ministro en Sudamérica, el gobierno de James Monroe lo envió a México. Nuestro país apenas había consumado su independencia y el gobierno de Agustín de Iturbide veía que las cosas empeoraban.

Poinsett, un republicano convencido, creía que el Imperio Mexicano era una farsa y que pronto se vendría abajo por la falta de dinero. Sin embargo, no pudo convencer al ministro del Exterior, Juan Francisco de Azcárate, de que México vendiera Texas, Nuevo México, Alta y Baja California, Sonora, Coahuila y Nuevo León.

Poinsett no consiguió que le vendieran nada y luego que se fue publicó en Estados Unidos un diario que llevaba consigo: Notes on Mexico. Es un libro interesante, que muestra cómo era el país durante el Primer Imperio y también lo que los estadunidenses opinaban de nosotros.

Poinsett regresó en 1825 como ministro Plenipotenciario. Tenía la misma misión que antes, pero además debía convencer a los políticos mexicanos de que la república democrática era el mejor sistema político del mundo y que Estados Unidos sólo quería nuestra amistad.

Para lograrlo, Poinsett introdujo en México el Rito de York, el cual rápidamente se convirtió en un grupo político que quería desaparecer a sus rivales, los escoceses.

Poinsett consiguió que personajes muy importantes de ese tiempo como el presidente Guadalupe Victoria, Lorenzo de Zavala y Vicente Guerrero se volvieran masones yorkinos. El "escocés" y vicepresidente Nicolás Bravo denunció en 1827 la intromisión de Poinsett en la vida nacional y exigió al Congreso mexicano que expulsaran del país al ministro estadunidense. Al final, el expulsado fue Bravo, luego que se levantó en armas y fue derrotado por Vicente Guerrero.

Poinsett tuvo que irse en 1830 luego de que un golpe de Estado quitó de la silla a su aliado Vicente Guerrero, pero un año antes colaboró para que los yorkinos le arrebataran la Presidencia a los escoceses y a su candidato, Manuel Gómez Pedraza.

Poinsett, quedó enamorado por la flor de nochebuena, la llevó a su país dedicándose a cultivarla y distribuirla por toda la unión americana, al obtener éxito, decidió patentarla y desde entonces las plantas de nochebuena que se cultivan en México pagan derechos a los actuales poseedores de esta y otras patentes, dependiendo de la variedad, afortunadamente ya se han logrado registrar distintas variedades nativas mexicanas.

 
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